The Elder Scrolls: Betrayal of the Second Era

The Elder Scrolls: La Traición de la Segunda Era es una aventura cooperativa de mesa para 1-4 jugadores ambientada en la Segunda Era de Tamriel, concretamente durante los acontecimientos de la Soldadura del Plan, cuando la Orden del Gusano Negro conspira para conseguir el Amuleto de los Reyes. Sin embargo, mientras el oscuro culto trama, uno de sus miembros planea una traición aún más oscura, una que unirá Tamriel con el Olvido para siempre. Los aventureros trabajan para descubrir sus maquinaciones y detener su complot en medio de un sinfín de contenidos rejugables.

The Elder Scrolls: La Traición de la Segunda Era es una aventura cooperativa de mesa para 1-4 jugadores ambientada en la Segunda Era de Tamriel, concretamente durante los acontecimientos de la Soldadura del Plan, cuando la Orden del Gusano Negro conspira para conseguir el Amuleto de los Reyes. Sin embargo, mientras el oscuro culto trama, uno de sus miembros planea una traición aún más oscura, una que unirá Tamriel con el Olvido para siempre. Los aventureros trabajan para descubrir sus maquinaciones y detener su complot en medio de un sinfín de contenidos rejugables. Como en los videojuegos de The Elder Scrolls, los jugadores emprenderán un viaje épico en el que se combinarán la exploración, la construcción de personajes, la exploración de mazmorras y el combate cuerpo a cuerpo.

Cada aventura se desarrolla a lo largo de tres sesiones de juego, de aproximadamente una hora de duración por jugador. Los jugadores personalizan y controlan a un único héroe a lo largo de las tres sesiones de una aventura mientras manejan múltiples líneas de habilidad, clases y experimentan las muchas regiones de Tamriel, cada una con su propio sabor y mecánica únicos. Los puntos de experiencia se reparten generosamente, lo que permite a los jugadores construir personajes interesantes y únicos en el tiempo consolidado que requiere una experiencia de sobremesa. La progresión sesión a sesión es significativa, pero los jugadores no están obligados a recordar puntos narrativos complejos ni a jugar siempre con el mismo grupo.